OPINIÓN. Asociacionismo y redes con perspectiva de género en el medio rural

Isabel Suárez Manrique de Lara. Presidenta del Colectivo de Mujeres Canarias

En Canarias, la población rural ha cambiado mucho en los últimos años, ya casi no existe, sólo en zonas aisladas de las diferentes islas. La mayoría de la población rural se encuentra en municipios urbanos o semiurbanos, más numerosos que en otras zonas del país. A lo largo de estos años, la familia campesina ha ido desapareciendo en los propios campos. Hoy en día, la población va a trabajar a las ciudades o a la costa, volviendo los fines de semana.

En el propio mundo rural, la tierra deja de ser el centro de atracción de los intereses económicos, aunque es su elemento raíz y su recurso a tiempo parcial, manteniendo una relación ambigua con ella. En momentos de crisis como el actual, se vuelve a ella para intentar salir adelante temporalmente.

En esta realidad, la mujer joven también ha evolucionado: una buena parte tiene formación en bachillerato, formación profesional o universidad. Trabaja fuera de la zona. En ocasiones, cuando lo requiera el trabajo de campo, ayuda con toda la familia. Así y todo, la agricultura está quedando en gran medida en manos de las mujeres.

El cambio más importante es el que se ha producido en el concepto de “trabajo”: se ha pasado de considerar las tareas de la mujer en el campo como “ayuda familiar”, sin contratos ni derechos, a tener contratos de trabajo e ir a un proceso de salarización del trabajo agrícola. Pero el empleo eventual es muy abundante en la agricultura asalariada de las islas: Canarias está a la cabeza del país en el número de jornadas realizadas por trabajadoras eventuales agrícolas.

Junto a esto, aparecen en los últimos años pequeñas empresas dirigidas por mujeres y con muy pocas trabajadoras. Unas orientadas a la recuperación de de la cultura tradicional de las islas, ligadas con las actividades agrícolas y ganaderas; otras centradas en el turismo rural; y un tercer grupo de pequeñas industrias de recuperación de trabajos artesanales, que suponen un enorme esfuerzo y trabajo, en las que predomina la conciencia de estar haciendo algo importante.

No hay que olvidar que Canarias ocupa el sexto lugar del país en número de Jefas de explotaciones agrarias.

Hay un elemento importante en el momento actual globalizado. El conocimiento del mundo de la informática, de las tecnologías de la comunicación, es básico para afrontar los retos del nuevo mercado laboral, de la información y la formación. Controlar la información es una manera de controlar el trabajo. Al mismo tiempo, esa comunicación ayuda a desarrollar ideas nuevas, estar en contacto para mejorar personalmente y vencer el aislamiento que propicia el mundo rural. Para avanzar en la comunicación es necesario crear redes entre mujeres del mundo rural, conectadas con otras del mundo urbano. Una red de mujeres con perspectivas de género desde el ámbito rural tendría que contemplar, en primer lugar, la problemática propia, junto con problemas importantes de las demás mujeres, y problemas del mundo actual globalizado:

A.- Uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación: Supone una herramienta eficaz para promover la igualdad de género, aunque, para ello, se tiene que hacer un uso “no pasivo” de estas tecnologías. Hay que dar el salto de ser usuarias a ser co-creadoras de contenidos y tecnologías. Su uso favorece nuevas formas de organización laboral, muy interesantes para el mundo rural (cooperativas, asociaciones empre-sariales...) superando limitaciones y fragilidades de los mercados locales, así como fomentando nuevos yacimientos de empleo. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son un instrumento interesante de ocio y socialización, de cara a las mujeres jóvenes que son las protagonistas del éxodo rural. Por otra parte, pueden ayudar a mejorar la calidad de las condiciones laborales de las trabajadoras a través del asesoramiento, así como colaborar en la detección y reconocimiento de determinadas enfermedades laborales de las mujeres, llevando estrategias concretas de prevención. Pueden ser un instrumento importante de difusión cultural; de formación para las mujeres en diferentes campos, principalmente en la toma de conciencia de nuestra discriminación, de nuestros derechos y capacidades; y de transmisión de innovación y nuevas tecnologías de la producción.

B.- Avanzar en la igualdad: son aspectos que influyen no solamente en las mujeres del mundo rural sino en cualquier mujer y, en ello hay dos aspectos fundamentales en este momento: luchar contra la violencia contra las mujeres, ya que el medio rural con un contexto más tradicional favorece la invisibilidad, y promover la corresponsabilidad familiar y la conciliación de la vida personal y laboral, algo que en principio supone más dificultades en el mundo rural, dada la mayor distancia entre el trabajo y el hogar.

C.- Nueva sociedad globalizada: En ella se hace cada vez más evidente la necesidad de ir hacia un modelo sostenible agrario, que ayude al medio ambiente, favoreciendo la recuperación y conservación de la biodiversidad, la conservación del suelo e incida sobre el cambio climático. Es necesario visualizar la aportación de las mujeres al desarrollo rural, su papel en la alimentación, promoviendo los productos naturales y ecológicos.

Hay que comenzar con la mejora de las infraestructuras de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el mundo rural. Es un reto.