OPINIÓN. Una experiencia de dinamización: grupos de mujeres

Taller “Reconocimiento y Genealogías de Mujeres”, de AIDER Gran Canaria

Ana Ramos Hernández. Trabajadora Social. Feminista

Los años trabajando con mujeres me muestran la importancia del trabajo grupal con ellas. Me sorprendo a mí misma, en mis últimas experiencias, preguntándome cómo saldría la experiencia si hiciera lo mismo con hombres ¿?, pero ése es tema para otro momento.

En agosto, septiembre y octubre, he participado como dinamizadora en un taller a desarrollar en diferentes municipios de la isla. La iniciativa parte de AIDER Gran Canaria (Asociación Insular de Desarrollo Rural) y el taller se denomina “Reconocimiento y Genealogías de Mujeres”.

Cuando llego a cualquiera de los cuatro municipios en los que impartí el taller, me preparo para una experiencia de intercambio y aprendizaje mutuos porque, tras años de experiencia con mujeres, ya sé que ellas me van a dar más de lo que puedan recibir de mí.

Las mujeres y yo nos presentamos para pasar juntas nueve horas, repartidas en tres sesiones de tres horas cada una. La primera impresión es importante y, siempre, me resulta positiva. La expectación confiada, sosegada, receptiva; la avidez por conocer cosas nuevas y aprender; la motivación por formar parte de algo, de un proceso de crecimiento, aunque sean sólo tres días, apenas tres días y, al mismo tiempo, inmensas nueve horas por exprimir.

Hay distintas realidades. Las hay acostumbradas a participar en actividades grupales y otras que no lo han hecho nunca. Las unas animan a las otras, impetuosas, alegres, presintiendo la energía que se va a generar en el intercambio grupal. Se mezclan la timidez con las risas, mientras escuchan, expectantes, despiertas. Muchas participan habitualmente en las actividades que se proponen desde las Concejalías de Igualdad o de Mujer y, aunque los conceptos se repiten con frecuencia, las diferencias en la metodología de trabajo les permiten, en este caso, profundizar e interiorizar, entender e integrar, los conceptos tratados tantas veces.

Preguntan, ponen ejemplos, se ríen, interrumpen, cuentan anécdotas, piensan en voz alta y participan con ilusión en la propuesta que se les hace, contentas y agradecidas. En estas nueve horas compartidas, ¡cuántas cosas descubiertas y aprendidas, entre todas!

- Nos damos cuenta de la dificultad que tenemos muchas veces las mujeres para conectar con los propios deseos, centradas como estamos, casi siempre, en las necesidades y deseos de las personas que nos rodean. Es curioso como, o no deseamos, no soñamos, o lo hacemos en relación a ellos y ellas, las personas a las que amamos.

- Nos hacemos conscientes de la contradicción presente, de la escisión interna que nos fragmenta, ante la dificultad de conciliar razón y emoción, teoría y práctica, exigencias sociales y familiares e ilusiones propias...

- Elaboramos nuestra genealogía de género, recordando a las mujeres de nuestra vida, nuestras ancestras, maestras, amigas, hermanas, etc. y las reconocemos, les agradecemos.

- Analizamos el modelo de mujer –singular– o de mujeres –plurales– que hemos encontrado a lo largo de nuestro camino y que han influido en la mujer en que nos hemos convertido. Nos damos cuenta de la huella que nos han dejado y, al mismo tiempo, de la huella que nosotras dejamos en otras mujeres.

- Nos acercamos a la biografía de mujeres que han abierto camino a las otras, a nosotras. Mujeres feministas, escritoras, médicas, sufragistas, poetas, científicas, etc. que fueron invisibilizadas, negadas y olvidadas por esa construcción androcéntrica de la Historia.

- Realizamos nuestro especial y personal homenaje a todas esas mujeres, las conocidas y desconocidas, las presentes y las ausentes, las tradicionales y las subversivas, las modélicas y las transgresoras.

Éste ha sido un taller para el encuentro con nosotras mismas a través del reencuentro y reconocimiento a las mujeres de nuestra vida. Un taller donde las mujeres participantes han volcado sentimientos, transformando en cada sesión la energía colectiva. Agradezco a todas ellas, sobre todo, la emoción que nos hizo vibrar en cada encuentro. Gracias.