CARACOLAS DE MOGÁN

Un punto de encuentro para progresar juntas

Con el objetivo de ser escuchadas y por su cercanía con el mar, no dudaron a la hora de denominar su asociación: "Las Caracolas". Una entidad formada por mujeres, aunque aseguran no estar cerradas a contar con hombres en ella, según afirma Maribel Morales Martín. Con 48 años, separada con dos hijos y un nieto, compagina su labor de secretaria en la asociación con su trabajo en la consejería de Educación como subalterna en el centro IES Arguineguín. Maribel explica que la mayoría de sus integrantes trabaja en el sector servicios y sufre la estacionalidad y la dureza laboral propia de este sector. Esto, unido a la dificultad de compaginar vida familiar con la laboral, les hace disponer de muy poco tiempo para ellas, para “Las Caracolas, subraya.

¿Desde cuándo y para qué surge su asociación?
Surge hace aproximadamente dos años. La principal intención ha sido siempre buscar un punto de unión, de encuentro, donde poder compartir y resolver problemas comunes. En definitiva, aunar fuerzas. A pesar de que la gran mayoría procedemos de otros municipios, e incluso de distintas provincias, coincidimos en las mismas demandas y sufrimos problemas muy similares.

¿A qué problemas se refiere?
En este municipio convivimos mujeres de aquí y de allá que se pasan la mayor parte del día trabajando en los hoteles, en el Ayuntamiento, como costureras, camareras, o en su casa. Viviendo deprisa y sin tiempo para hacer nuevas amistades o disfrutar de las que tiene. Por eso, básicamente, nuestro mayor reto es conseguir un espacio y un tiempo para nosotras. Nos unen las ganas de estar unidas. De conocernos y apoyarnos para salir adelante.

¿Las Caracolas es una bonita imagen simbólica marinera sobre la necesidad de ser escuchadas?
Creo que sí. El camino no es fácil y, como le dije, nos sentimos más seguras de nosotras mismas, trabajando unidas. Vivimos rodeadas de mar, por lo que nos pareció muy bonito utilizar el término “Las Caracolas”. Sobre todo, por el efecto eco que tienen. Una herramienta natural de “llamada”, un buen símil para denominarnos y para no olvidar lo que buscamos: ser oídas.

¿Cuál es, en su opinión, la principal preocupación de la Asociación?
Sobre todo la falta de sentimiento colectivo. Vivimos en una sociedad cada vez más individualista a la que cuesta juntarse para tratar temas comunes. A veces parece que si no invitas a unos refrescos o a un baile no conseguirás nunca convocar a un buen grupo para participar en los talleres o en las actividades programadas. Hay casos en que empiezan casi cuarenta personas, pero terminan nueve. Y eso cuesta aceptarlo, pero seguiremos en nuestro empeño.

¿Qué opinión le merecen las políticas de género llevadas por las instituciones? ¿Han visto ustedes su eficacia?
Sí. Realmente nos sentimos muy ayudadas siempre que lo hemos necesitado. Igualmente, en cada ocasión hemos sido escuchadas, tanto en nuestros reclamos como ante cualquier sugerencia. Además, me gustaría insistir en que, particularmente en nuestro municipio, Mogán, el apoyo a las mujeres es muy destacado gracias a las iniciativas promovidas desde el área municipal de Igualdad.

A pesar de los logros, el tejido asociativo de mujeres en la isla de Gran Canaria no está pasando por su mejor momento. Varios colectivos de mujeres, especialmente los de la zona sur de la isla, han desaparecido. ¿A qué cree usted que se debe?
Bueno, este problema nos afecta de forma directa. Creo que en esta zona de la Isla, al trabajar la mayoría de las mujeres en el sector servicios, se sufre especialmente la estacionalidad de los contratos. Temporadas altas con horarios duros y sin apenas tiempo para otra cosa que no sea cuidar de los hijos y de la familia, sin un minuto para nosotras mismas. A todo esto se une que muchas procedemos de otros lugares, con diferentes costumbres, y que no nos conocemos bien. Encima, la coyuntura no ayuda mucho. Pero no nos vamos a rendir y vamos a trabajar juntas para mejorar nuestra situación.